En la parque principal de la parroquia se reunieron las comunidades de toda la zona para ser parte de la ceremonia ritual del inicio de la fiesta ancestral.
Este año, el Gobierno Parroquial de esta localidad imbabureña es uno de los priostes principales de la festividad. El sábado, 6 de junio, a partir del mediodía, delegaciones de 60 comunidades indígenas que reúnen a alrededor de 3000 danzantes, arribarán al parque Ciudad Blanca de Ibarra para participar en este encuentro tradicional, resaltado por la Prefectura, como un símbolo importante de la identidad.
IBARRA.- El domingo, 3 de junio, el parque central del poblado reunió a hombres y mujeres que celebraron con danzas, cantos y ofrendas el despegue de una jornada de festejos y diálogos para fortalecer la identidad cultural de los pueblos ancestrales.
El inicio de las fiestas del Inti Raymi o fiestas del sol que coincide con el solsticio de verano, en el que los kichwas agradecen al 'Taita' Inti (padre sol) y a la 'Pachamama' (madre tierra) por las cosechas de maíz, reunió a las autoridades de la Prefectura de Imbabura, líderes comunitarios y pobladores que por cuarto año consecutivo organizan el “Cuarto Encuentro de los Pueblos en Tiempos de Inti Raymi”, como una profunda expresión de sus rituales y cosmovisiones sobre la vida y la naturaleza.
Pablo Jurado, prefecto de Imbabura, quien estuvo acompañado de varios de los directores departamentales, expresó que “este encuentro busca revalorizar el sentido que le damos a las culturas de nuestros pueblos. Por ello, los gobiernos locales y nacionales debemos garantizar los derechos económicos, sociales, culturales y políticos para su bienestar”.
El colorido de sus atuendos, los sonidos de los instrumentos tradicionales y el zapateo incesante de los danzantes son las expresiones de las comunidades quichuas asentadas por milenios en territorios milenarios.
Miguel Ramos, presidente del Gobierno Parroquial de Imantag, manifestó que “estos son tiempos para festejar con alegría la unidad de los pueblos al son de guitarras, melódicas y rondines. Esta celebración es para continuar con nuestras tradiciones, para recordar siempre nuestros orígenes y nuestra historia”.
Una anciana mujer indígena bendice los alimentos en una ceremonia acogida por los presentes con respeto, les bendice a todos y el padrenuestro en quichua es una oración que recopila toda una historia que nutre a la gente de esperanza, que los fortalece en sus relaciones de pueblos con una simbología y rituales muy particulares.
En esta ocasión, los danzantes usan zamarros que los fabrican en poblaciones aledañas, máscaras multicolores de tela, churos, sombreros de charros para dar la bienvenida a una de las fiestas más intensas y agradables del calendario indígena.
Poco a poco, el parque va quedando desolado y algunos vendedores informales preparan el retorno a sus casas. Apenas se escucha los acordes lejanos de una guitarra y gritos intermitentes de los danzantes que disfrutan estos momentos.