IBARRA.- Calpaquí, comunidad rural de la parroquia Eugenio Espejo, cantón Otavalo, cuenta con sus calles adoquinadas. A finales del mes de octubre de 2017, la Prefectura, a través de su titular, Pablo Jurado, firmó el contrato para estos trabajos y los concluyó en medio del regocijo de sus habitantes. Ahora, esta localidad es diferente. Luce un aspecto moderno, a tono con el desarrollo que viven las ciudades cercanas. Para que esta aspiración se haga realidad, el organismo provincial invirtió cerca de 200.000 dólares. En esta tarea se coordinó directamente con los moradores, mediante mecanismos de participación ciudadana. Fue el poblado el que priorizó la intervención, considerando que la vialidad es el eje principal del progreso. El adoquinado cubre el tramo entre la panamericana hasta empatar con el asfaltado de la vía de Mojandita de Avelino. El poblado, caracterizado por la actividad agrícola y artesanal, requería, con urgencia, el mejoramiento de su vialidad, tomando en cuenta que, durante muchos años, soportaron vivir en condiciones adversas, debido al mal estado del tramo por donde transitan frecuentemente. El adoquinado culminó, observándose los términos de calidad, pues la Prefectura, a través de la Dirección de Fiscalización, se encargó de supervisar los trabajos. Los moradores colaboraron, realizando un ejercicio de veeduría ciudadana. En el tiempo de ejecución, 4 meses aproximadamente, se llevó a cabo un seguimiento continuo de los avances, hasta llegar a la conclusión. La inauguración se concretó en medio del regocijo popular. Los comuneros se dieron cita para celebrar el acontecimiento. Los dirigentes tuvieron palabras de agradecimiento por la acción. Resaltaron que, en medio de las limitaciones económicas, el organismo provincial se preocupó por destinar los recursos necesarios a fin de responder en forma positiva ante un justo requerimiento de este sector. La viceprefecta María Gabriela Jaramillo lució contenta al poder ser parte de este emotivo acto. Dijo que, en calidad de autoridad, le complace haber podido impulsar esta obra que, sin duda, ayuda a potenciar el desarrollo de la localidad campesina. Pablo Jurado, prefecto de Imbabura, enfatizó que se ha cumplido la misión de mejorar la calidad de vida de quienes residen en Calpaquí. “Así como las ciudades grandes merecen contar con obras importantes, el mismo derecho tienen las localidades apartadas”. “Consideramos que hay mucho por hacer, sin embargo, por nuestra parte, aprovechamos la coordinación efectiva con otras entidades públicas, entre ellas, la Municipalidad y el Gobierno Parroquial, a fin de multiplicar esfuerzos dirigidos al bienestar colectivo”.